La Reticencia
Erick Bojorque Pazmiño. 2017
Introducción
Luego de concebir mediante siete años
de práctica de sanación la ARQUITECTURA ENERGÉTICA CONSCIENTE que es la unión
de la ciencia Pránica con la sabiduría Gnóstica aplicadas a la arquitectura y
al urbanismo -que se constituye en una serie de tres principios bien definidos
entre la esencia de las edificaciones y las ciudades- y que establece su
condición de cuerpos energéticos con sus correspondientes magnitudes
dimensionales, nos encontramos con el problema de que era necesario dotar a
estos principios energéticos de una estética, de un estilo que sea la revelación de los hechos antes
indicados y que se constituyeran en un nuevo recorrido estético en la
arquitectura concebido como RETICENCIA.
Desarrollo
El segundo
principio hermético sobre la correspondencia indica con entera claridad la
característica esencial de la manifestación natural en todos sus planos de ser
tal y cuál lo es aquel visible a nuestros ojos en el mundo físico cuando
establece <<como arriba es abajo, como abajo es arriba>> (Kybalión)
indicando de esta manera que lo que se aprecia con los sentidos físicos es un
reflejo exacto de lo que es la naturaleza en su totalidad.
Un acto tan
sencillo como observar indicaría por tal principio que existiría una realidad
que también observa y se refleja. La presencia de piernas nos indica por
ejemplo la posibilidad de un camino tanto físico como uno emocional, mental,
volitivo, anhelante y realizador. Si para trasladarnos a un punto físico
necesitamos de nuestros miembros inferiores y de un sendero, para lograr un
estilo necesitamos de un gramado y de un aquello a dónde llegar por
correspondencia. La historia de la arquitectura y de los distintos campos del
conocimiento como se los conoce en la actualidad están llenos de tal necesidad
de traslado y de un objetivo anhelante que varía según la postura del
investigador que en un caso ha versado en la ruptura de paradigmas y
desplazamientos como bien lo indica Peter Eisenman al decir:
<<Toda la arquitectura que conocemos a la
largo de historia ha sido un discurso crítico. La arquitectura requiere el
desplazamiento de las convenciones, por lo tanto es crítica. La historia de
cualquier disciplina es sobre el desplazamiento de convenciones>>
(Eisenman. 2003. Pág. 1)
Podemos
observar como las palabras usan a Eisenman para definir su necesidad de
versarse sobre lo conocido al decir <que conocemos> para enarbolar una
postura crítica sobre ello al determinar personalmente que <ha sido un
discurso crítico> y que esta postura es tal que es necesaria para y
necesitada de acciones que permitan <desplazarse> como si de una camisa
de fuerza se tratara para delatar aquello mismo y poder moverse de manera
paralela sobre los hechos habituales o <convenciones> capacitándose a sí
mismo para establecer un anacronismo.
Resulta
cierto tal postura que lo llevó a estudios sobre las plantas arquitectónicas de
edificaciones renacentistas para conocer la secuencia de usos de volúmenes,
planos y líneas en su estética para luego con postura crítica desplazar estos
elementos geométricos con paralelismo de la sobreposición y hacer un nuevo estilo racional de diseño
que ha influido directamente en el mundo del diseño arquitectónico que trabaja
especialmente en la morfología de los hechos edilicios restando importancia a
los demás aconteceres del ánima de una edificación. Un ejemplo maravilloso de
su acción de conocer-desplazar-sobreponer es la <Casa III> de 1969 en
Lakeville, Connecticut.
La propuesta estética de Eisenman valoriza la estética histórica sobreponiéndola creando forma sin considerarla en un inicio.
Para Eisenman
existe una necesidad personal acuciante que es habitual en los arquitectos
procedentes del período moderno de la arquitectura de sostener sus propuestas
dentro de algún tipo de racionalidad que encuadre sus desplazamientos hacia un
canon clásico. Parten entonces de una convención, de un dogma para luego
convertirlo nuevamente en una convención. Es la trampa de la racionalidad.
Otra postura
de investigación de lo estético es aquella que Adolf Loos delata en sus relatos
de la vivencia artística en Viena a inicios del siglo XX en circunstancias que
toda Europa buscaba una identidad definida para cada nación cuya materialidad
se encontraba enfrentada a la vulgarización que la industrialización causaba al
provocar la pérdida de los valores artísticos como de manera similar en nuestra
época ha causado la globalización. Dice entonces: <<De nuevo, alguien que no trabaja con los usuales lugares comunes arquitectónicos sino que busca --y consigue--, con la ayuda de los materiales,
efectos nuevos, insospechados>> (Loos. 2004. Pág. 42)
Para Loos no
es de extrañar que se logren novedades pues es algo natural lograrlo cuando no
se siguen los <lugares comunes> de composición estéticos. Para él es
imprescindible el trabajo que busca, la postura de investigación de asomo cuya ventana
son los materiales, que inevitablemente llevan a un final feliz. Su discurso
entonces nace de aquella eterna búsqueda de lo propio identitario que da rienda
suelta al material como elemento de pertinencia. Claro para las luces
contemporáneas todo era parte de un gran debate mundial sobre la industria vs.
la artesanía pero importante es observar que la estética es el identitario que
todos quieren establecer. La trampa de tal discurso es querer algo para sí
aunque Loos se divierte en el logro, en lo insospechado. Aquí lo que existe es
una acción sin imitar.
Como podemos
observar, la investigación estética es el claro resultado de la postura del
investigador, quien influenciado por los modos de manifestación de su
existencia, hace avances por sobre lo existente sin hacer una imitación,
avances que tienen que ver con su capacidad de desprendimiento de las
convenciones, delatándolas como en el caso de Eisenman para soportarlas con
nuevos alcances y logrando de a poco efectos insospechados como lo indica Loos.
Aún así nos
queda en el tapete del enjuiciamiento el camino que occidente ha dado a esta
investigación que siempre tiende a sostener la individualidad personal o
nacional, dejando de lado la importancia de aportar en el ser humano eso que es
dable llamar consciencia y que ciertas obras maestras permiten despertar en el
observador.
Nunca en la ya larga historia cultural de Occidente se había escrito
tanto sobre arte como en nuestros días, ni existieron jamás tal cantidad de
artistas; paradójicamente nunca el entorno físico diseñado por el hombre había
sido tan antiestético. El arte occidental, como otros aspectos de nuestra
cultura, ha caído en el mecanismo del sistema económico materialista, donde la
eficacia y el funcionamiento prevalecen sobre la belleza y la calidad. El arte
de hoy, controlado por el incentivo del beneficio, no puede desempeñar la
función social que siempre ha tenido: hacer consciente el subconsciente, abrir
las puertas de la percepción y dar forma expresiva a los grandes temas que
preocupan a la sociedad en cada generación>> (Racionero. 20016. Pág. 3)
Racionero
expresa maravillosamente tal dejo que el modo de investigación occidental
tiene, ese sesgo mecánico del arte y de la arquitectura que fue labrado en la
primera mitad del siglo XX y que fue puesto en burla en la segunda; un sesgo
que ha llevado a la estética al borde existente entre lo verdadero y lo falso.
Lo bello no
interesa en el sentido moral que premia lo aceptado por el común denominador que
repite y reproduce la experiencia de los observadores sino aquella connotación
que hace que lo que existe tanto en el arte como en la arquitectura sea a todas
luces bastante cercano a vislumbrar la estética como una situación que abre el
espectro que diferencie lo verdadero como lo adecuado, acertado, consciente,
beneficioso, creativo, bello y lo falso o errado, dañino, enfermizo, imitativo o
feo, dicotomías que hacen del ser humano un ser consciente un ente energético capaz
de materializar con libre iniciativa.
Aquellas
posturas negativistas que Adorno nos muestra del arte y por extensión de la
filosofía y que convierte a los artistas en exaltadores de las rupturas, lo
emergente, lo no convencional con el único fin de hacerlo, han convertido a la
estética en un ente con síntomas de enfermedad más que de sanidad.
Veamos el
caso de las ciudades contemporáneas cuya estética producto de las alegorías
anacrónicas de arquitectos y urbanistas posmodernistas de la segunda mitad del
siglo anterior han causado una destrucción de la verdad al imitar la estética
histórica a discreción como el caso de la comunidad Seaside en Florida en
Estados Unidos que someten a los usuarios convencidos de vivir en un paraíso a
una vida entre murallas medievales de condominios privados con guardias de seguridad
y grandes cerramientos que los vuelven esclavos de un sistema cuyo esquema se
replica en las ciudades funcionalistas cuyas calles y avenidas no hacen sino
encarcelar la actividad social y destruir la comunidad humana que deja de serlo
para convertirse en una sociedad de producción.
La estética
no reclama un camino, una búsqueda, es el ser humano que quiere la verdad en
los actos estéticos, no simples réplicas que pueden o no evidenciar algo
racionalmente. Podemos mirar algo a este respecto con el trabajo del arquitecto
Rem Koolhaas en la Biblioteca Central de Seattle proyectada en 2004 y cuya
espectacular metodología de diseño racional funcional sometió a la morfología
del edificio a algo irracional, una contradicción predilecta por el arquitecto
Koolhaas que nos habla de una exaltación del pensamiento moderno racional y a
la vez una destrucción del mismo con su concreción. La estética llevada al
campo de lo moral de ser o no ser bello.
La estética
reclama un posicionamiento distinto.
Seaside ciudad en Miami de postura postmodernista que reclama lo histórico como argumento racional.
Biblioteca Central de Seattle cuya disposición funcional racional se sobrepone a la forma creando una paradoja.
Reglas de la arquitectura Reticente
No deseamos principios en un estilo
que nace de comprender que la arquitectura no es solamente la composición
orgánica o no de varios componentes formales, sino que es la manifestación de una
ser energético capaz de transmitir en los usuarios consciencia como lo hace la
naturaleza misma. Una atardecer, un majestuoso monte, un camino en penumbra
pueden despertar en la persona, en el individuo sentimientos, pensamientos,
quereres, anhelos y virtudes que serían imposibles en la cotidianidad. Así
mismo una edificio transmite aquello que percibido se convierte en luz o
desagrado en los observadores. En reticencia queremos que el edificio sea como
la naturaleza misma y que su composición sea el tamiz y el catalizador de
simples instantes de conmoción espiritual en la persona que no sean de
producción y función como lo hicieron los arquitectos de inicios del siglo
pasado, ni de negación y burla como lo hicieron los arquitectos de la segunda
mitad del siglo veinte, ni tampoco de orden y método como lo quiere la razón
sino pretendemos que la arquitectura de a luz también la consciencia en la
humanidad. Como dijimos para ello no planteamos principios de elaboración pues
la consciencia no puede ser definida, pero como en un poema Haikú proponemos
reglas que guíen al compositor en su anhelo.
No hemos terminado este proceso y
pensamos que no podría ser así, pues la consciencia es múltiple e infinita y
seguiremos afinando nuestra percepción para lograr un adecuada reglamentación
de acción.
Reglas:
1.-En su elaboración no existe el
miedo, el temor, la imitación.
2.-Sin ser un lenguaje se quiere
decir algo indirectamente.
3.-Se establece entonces aquello que
no estamos diciendo y que queremos que sea buscado.
4.-Existe el acuerdo consciente del
compositor de llevar al observador a una acción observadora de descubrimiento.
5.-la arquitectura no es vista ya
como la racionalidad del orden, el método, lo moderno, sino que un plano, un
cubo pueden ser elementos que en reticencia hacen arquitectura.
6.-No queremos que la reticencia sea
un lenguaje sino la vívida expresión de un instante manifiesto, aunque al hacer
arquitectura digamos algo y eso sea una parte de un todo.
7.-La arquitectura moderna y lo
racional tuvieron su época de florecimiento auge y negación. Lo reticente no es
una respuesta, ni un nuevo despertar, ni una reacción, es la plena
manifestación de la consciencia del compositor.
8.-No es una arquitectura sostenible,
ni sustentable, ni tampoco es racional, simplemente es adecuada, es creativa,
no imita.
9.-Una maravillosa metáfora de lo
reticente en arquitectura reticente se puede expresar como que muestra una
parte y deja al observador la tarea de sentir e imaginar lo que sigue.
10.-Permite observar y observarse.
11.-En arquitectura reticente la
edificación, el espacio, los locales y sus componentes van mucho más allá de la
pueril función. La reticencia evoca recuerdos, evoca instantes de gozo.
12.-Reticencia es motivar a correr el
velo.
13.-Reticencia no es ver el mundo el
horizonte en perspectiva a través de puntos de fuga como en su momento lo hizo
el racionalismo, sino es fugar el espíritu de su cárcel a través de la
arquitectura.
Conclusión
Las posturas para definir un estilo
arquitectónico son variadas y muy a la diferencia del arte no requieren de curadores
y expertos teóricos que la definan y delimiten, sino que nacen exactamente de
la concepción del arquitecto que atento a los cambios en los modos de
existencia y manifestación humanos acierta a combinar su experiencia con su
consciencia para delatar un camino oculto a otros, algo que podríamos decir
como la esencia de la creatividad que no imita y permite la libre acción , la
libre iniciativa. La Reticencia no pretende seguidores ni alegatos ni slogans
sino la simpe comprensión de que el hecho arquitectónico ha dejado de ser una
máquina, una acto funcional, un significado y un ente servil de la proyección
teórica para ser quién ayuda al ser humano en su despertar de la consciencia,
en su sanidad. La ARQUITECTURA ENERGÉTICA CONSCIENTE ve a los edificios como seres energéticos con
vida y la RETICENCIA es su expresión física la cuál se encuentra en estado
germinal y verá la luz.
Bibliografía.
1. Entrevista con Peter Eisenman. Octubre
2003, Nueva York.
2. http://www.curatorialproject.com/interviews/petereisenmani.html
3. Kybalion. Trimegistro. https://es.wikipedia.org/wiki/Kybali%C3%B3n
4. Loos, Adolf. Escritos 1. Biblioteca de
Arquitectura. El croquis editorial. 2004. Impreso.
5. Racionero, Luis. Textos de estética
taoísta. Alianza Editorial. Impreso. Tercera edición: 2016.
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